Monstruos invisibles: Flash


Hace poco, gracias a la recomendación de un fella muy "xulu", compré y leí esta novela del conocido y buen autor americano Chuck Palahniuk, sí sí, el de El club de la lucha.
Pues bien, aunque no era la primera novela (en concreto la tercera) que me leía de este provocador contemporáneo por excelencia, no cesó de dejarme con ese regustillo agridulce de sus novelas y me sorprendió, aunque todo hay que decirlo, bastante menos que las dos anteriores.

Como viene siendo habitual a lo largo de su obra, nuestro amigo Chuck se mofa de la sociedad occidental actual y más concretamente de la estadounidense. En esta ocasión, sus envenenados dardos van cargados con un veneno al menos tan extravagante como el de Asfixia, y su destinatario es el narcisismo dominante en el mundo en que vivimos. Pero no se queda ahí, sino que hace un estupendo análisis (posiblemente lo mejor del libro) de la visión de la homosexualidad por parte de la, según su parecer (y según el mío también), hipócrita sociedad estadounidense.

La novela también nos presenta uno de los recursos estílisticos más usados por su autor: los saltos de tiempo. Este recurso permite a la obra ser un puzzle incompleto en tiempo y en descripción de personajes; y es que a medida que vamos colocando piezas entendemos no sólo la linealidad temporal (y espacial) de la historia sino además la definición de sus personajes, sobre todo de la principal, ya que aunque el narrador coincida con la protagonista de la historia su descripción mediante el monólogo interior es muy escueta y nos transmite una sensación de vacuidad.
Como en El club de la lucha, este libro empieza por el final. Y como en aquél, no entendemos absolutamente nada de este final, ni quienes son sus personajes ni qué motivaciones han provocado que lleguen a esa situación. A lo largo de la primera parte, cuando ya conocemos a sus protagonistas, seguimos sin entender cómo será posible ése final, porque echamos en falta una relación causal evidente. Y eso es lo que te atrapa de la novela, porque aun teniendo en cuenta que su estructura principal está basada en un Whodunnit? bastante simple (aunque cargado de significado), esta especie de road book está recubierto de capas de sentido, personajes peculiares, situaciones extravagantes y diálogos que van un paso más allá de la profundidad hasta llegar a ser pura esencia del pensamiento de sus protagonistas y de la sociedad que los condiciona.

Una vez más, el autor nos plantea una de sus obsesiones: la doble personalidad. No sólo nos presenta la clásica dicotomía persona interior/personaje exterior sino que nos habla de la máscara que supone el maquillaje, el cambio de sexo y la cirugía estética, y cómo estos elementos construyen un mundo de apariencias, donde si se está fuera del cánon de bello/joven/heterosexual uno se puede convertir en un monstruo invisible, cosa que, si tenemos en cuenta las características de nuestra sociedad, es aparentemente lo peor que te puede ocurrir.

A pesar de sus aciertos y a diferencia de El club de la lucha y Asfixia, ésta me parece una novela algo fallida. Primeramente, su objetivo de descripción y crítica de un sistema social narcisista, drogado con productos farmacéuticos, homófobo e hipócrita queda algo emborronado por la extravagancia y en ocasiones inverosimilitud de sus situaciones y personajes, que llegan a resultar ajenos y poco humanos, aunque éste sea precisamente uno de los objetivos del autor. Esta cierta falta de interés que provoca viene secundada por la utilización del tiempo en la novela y la estructura en forma de puzzle que antes comentábamos, que a veces destila un olor a innecesidad y a tedio, más si tenemos en cuenta que su único sustento es descubrirnos who have done it y otros fuegos de artificio más (algunos bastante previsibles).
Sin embargo, leer esta obra merece la pena, y aunque posiblemente no sea la mejor del autor, sí que se observa en ella sus obsesiones, aciertos y fallos, además de hacernos reflexionar sobre el componente altamente narcisista y suicida de nuestras vidas.

Dame más novelas buenas, Chuck.
Flash

1 comentarios:

El Guardián de la fila 8 dijo...

Gran precog Travis:
Estupenda crítica. Aunque por lo que dices, quizás opte por leer "Asfixia" (que creo recordar que también reseñaste ¿?).
Este verano me he propuesto lanzarme con Proust al primer tomo de En busca del tiempo perdido. Veremos si soy capaz...
Un placer leerte, gran Travis.
Un abrazo suicida y narcisista para el rey de los precogs,
El Guardián