Slumdog Millionaire: Más millionaire que slumdog

Hoy voy a hablar (como algun anónimo demasiado conocido ha pedido) sobre la peli que ganará el Oscar a la mejor película, ¿no? Yo de vosotros no estaría tan seguro. Cierto es que ha recopilado tantos premios que ya no les deben caber en la estantería, cierto es que los recientes intereses de Hollywood en Bollywood (esta frase me suena rarísima en todos los aspectos) hacen que sea necesario desde el punto de vista del márqueting un premio así, y cierto es que crítica y público la han aclamado como film del año.
Pero, si algo he aprendido con los años (lo que demuestra que no es muy difícil darse cuenta, porque no soy Gandalf precisamente), es que los Oscar son otra historia. Ellos van a su bola, les da igual todo lo anterior. Son terriblemente arbitrarios y asombrosamente sorprendentes, y no dudarán en ser salmones si así les viene en gana. ¿Os acordáis del Oscar para Crash, cuando estaba cantado para Brokeback Mountain? ¿No? Bueno, fue hace cinco años, lo comprendo. Pondré un ejemplo más reciente. The Dark Knight. Ahora sí, ¿verdad?

Sinceramente, aunque de las cinco nominadas me sobran casi tres (y aun me quedan dos por ver), la peor de ellas es posiblemente ésta. Ojo, no hablo ni de realización, ni de técnica, ni de actuaciones, ni de fotografía, ni de escenografía. Únicamente estoy hablando de película; así, en general, y por supuesto según mis gustos personales.
¿Por qué? Muy fácil, la razón más sencilla del mundo del cine. Un mal guión. Cierto profesor mío dijo una vez, citando seguramente a alguien que ahora no tengo ganas de googlear: "Una película con un buen guión puede ser una buena o mala película, pero una película con un mal guión nunca será una buena película". Esta frase, a parte de la ya mítica "No la quiero buena, la quiero el martes", me quedó marcada, porque pocas veces he visto afirmación más cierta.

Los que me conozcan sabrán que me repatea ver una vez y otra y otra la misma estructura de guión, que ya se usaba en los años 20 (los que vean la película sabrán de qué estoy hablando).
Esta película está basada en la premisa básica que el espectador se lo tragará todo. No pasa nada si una historia es poco verosímil, si no todas las películas serían documentales, y ni eso. Lo que no se puede hacer es no ser consecuente con la historia que estás narrando. No puedes hacer personajes tan tipificados como los que vemos aquí, los cuales son increíblemente planos y sin ninguna evolución psicológica, al menos a mi modo de ver, cuando han vivido tantas experiencias que neces les han hecho cambiar (este es uno de los puntos con los que se diferencia esta cinta de la enorme Ciudad de Dios, con la que ha sido [ja-ja] comparada). Los malos son muy malos y los buenos son muy buenos.

Decía Jordi Costa en su crítica en El País: "Boyle logra que los vistosos árboles del filme no dejen ver el bosque". Pues yo lo vi. Admiro el aspecto técnico o artístico de esta película, me parece muy bueno, un montaje impresionante, fotografía, localizaciones e incluso música. Pero los vacíos en el guión (que obviamente no argumentaré), el recopilatorio de tópicos y la estructura de película de studio system con tufillo moralista a lo Capra (que encima quieren disimular) me borran de la mente la buena mano del director y sus ayudantes.

Y mirad que es una pena. Porque la película empieza de una manera casi brillante. Una presentación de la acción y personajes más que correcta, un ritmo muy bien llevado, una estructura de flashbacks bien realizada (estás deseando que llegue el siguiente) y lo que más me gustó: un deje de cine de denuncia, crudo, que, pese a ser un tanto maniqueo en ocasiones (lo cual es perfectamente comprensible), hace que la cinta se disfrute. Pero entonces, la cosa se tuerce, y lo que podría haber sido una oportunidad perfecta para tratar un tema realmente interesante, con un argumento original y regado con una realización digna de elogio, se queda a medio camino por la inclusión idealista, falsa y evasionista de la historia de amor tipo. El mismo regalito de siempre envuelto en papel de muchos colores, exótico y Bollywoodiense, disfrazado de "indie" y/o "indio" (perdón por el chiste fácil) para que a los académicos se les caiga la baba, y se les cae precisamente porque esta película de moderna o de indie no tiene absolutamente nada. Pero por encima de todo, lo que más me ha molestado, es que esta película, cuyo argumento en buenas manos tendría todas las papeletas, no me ha llegado. Y luego se preguntarán por qué no ha gustado en la India.