Donde duele inspira = Poesía + Jazz

Es curioso como hay discos que tiempo después de que salgan a la venta siguen sin perder un ápice de su fuerza. Esto no tiene que ver sólo con la atemporalidad, sino que también intervienen otros factores más sencillos. El arte es arte siempre.

Sin duda, no abusaría de la hipérbole si afirmo que este álbum ha marcado (o marcará) un antes y un después en el rap español, tanto desde dentro como visto desde fuera. Cuando lo escuché por primera vez, su conjunto poco tenía que ver con lo que previamente conocía, era algo totalmente fresco, una bocanada de aire muy necesaria para un género que estaba empezando a morder su propia cola.

Las 13 pistas que componen este cd han sido un punto de inflexión, un paso de la adolescencia a la madurez para la manera de hacer rap en este país. Pero vayamos por partes.

La intro (uno), puede que no sorprenda al ser el ya típico sampleo de película. Pero hay que mirar un poco más allá, saber de qué película viene ese sampleo. La respuesta es Fáctotum. ¿Qué hay detrás de Fáctotum?. Charles Bukowski. Esta intro no es baladí, es una puerta de entrada a qué nos vamos a encontrar a lo largo del cd, a la atmósfera que se quiere configurar.

Después nos encontramos una pista muy larga casi en su totalidad instrumental (lluvia y fuego). Si la intro nos presentaba el país a dónde hemos de viajar, éste es el trayecto hacia los bajos fondos de una ciudad. Huele a noche lluviosa, a cine negro, a pulp.
Y ahora sí, la bienvenida al mundo interior de Lechowski, Donde duele inspira, la canción que da nombre al disco, y Por amor al odio. Ambas pueden parecer muy semblantes, pero a mi juicio no lo son. La primera, sobre un sample de Monk Higgins, sería como la banda sonora para un amanecer después de una noche en vela, es un estado de ánimo. La segunda, a mi juicio la mejor del disco, transmite una manera de entender la vida, una filosofía propia. La instrumental de Grossomodo pone el lienzo, Lechowski pinta, Gregory Isaacs lo enmarca.

Las demás canciones las agruparía de dos en dos: Artesano del arte insano y 13, algo así como dos excusas para mostrar una lírica genial sobre jazz melancólico. Las dos canciones de Carlos, que ya no pertenece al grupo pero cuyas canciones se integran perfectamente en el cd.
Mis ego-depresiones, puro desahogo, y folio en blanco, un interludio a base de improvisación y scratch, con un curioso y diábolico mensaje final. También un skit con unos versos magníficos (in extremis) y una outro antes de tiempo (cosquijazz). Por último, un himno a la inspiración: soy loco por ti.

Poco más hay que decir, este disco es como un viaje a un mundo interior, enjoy it.

P.S. Como estoy seguro que si lo escucháis querréis tenerlo original, os dejo un link por si os entran ganas ahora.

Camino: El camino del cine español


Miquel escribía aquí hace unos días sobre la película Los girasoles ciegos, y lo hacía desde la resignación de que el cine español raya la mediocridad en la mayoría de sus obras.
No hay que olvidar, que como pasa en todos las cinematografías, de vez en cuando sale un producto audiovisual digno de admiración, y todos nos vanagloriamos por ello. Lo incorrecto, y lo que se debería de corregir, es encumbrar a películas de calidad normal o incluso mala hasta la cima de grandes obras del cine de este país donde vivimos. Haciendo odas a nuestro propio ombligo es imposible avanzar.

Un ejemplo de ello sería El orfanato, declarada hasta la saciedad por algunos como una de las mejores películas españolas de los últimos tiempos, cuando (por poner un ejemplo de su género y año) REC, sin ser una obra sobresaliente, superaba con creces su calidad, innovación y por supuesto el objetivo principal de toda película de terror: el miedo.
El otro ejemplo es más reciente, y lo comento porque vi la película hace unos días: Camino de Javier Fesser.
Algunos medios se han esforzado en tildar esta cinta como una película de culto, una crítica feroz a la retrógrada institución eclesiástica y/o una bonita historia sobre una niña con cáncer. Puede ser. A mí, sin embargo, no me ha parecido ninguna de las tres. ¿Por qué dices eso, insensato?. Muy sencillo.

No es una película de culto porque, a pesar de una correcta dirección e iluminación, tiene un fallo: un mal guión. Ya sabéis lo que se dice: con un buen guión se puede hacer una mala o buena película, en cambio, con un mal guión siempre se hará una mala película. El script es malo aunque incluya algunas buenas ideas, pues se evidencia la inexperiencia en la construcción de una historia (pese a ser basada en una historia real) o de unos personajes por parte del director/guionista. Diálogos encorsetados se mezclan con otros tópicos (cañí y olé), una construcción de la historia un tanto desordenada (sin pretenderlo), referencias continuas y en ocasiones innecesarias a otras películas (véase: la cenicienta) y un desenlace metido con calzador, pues no se puede hechar mano de un recurso, pese a ser bueno, si el argumento no lo exige así.
Se ha hablado mucho de la gran interpretación de los actores. No lo creo así. Para mí, la única que raya a un gran nivel es la hermana de la protagonista, que nos transmite su prisión personal, y los secundarios (que ayudan a que el mundo de los hospitales quede muy bien retratado). Los demás: correctos o mal.

No es una crítica feroz al mundo del Opus dei porque aunque muestra algunos aspectos reales y denunciables, no lo hace (como de ello pretende convencernos Fesser) desde un punto neutral, sino que incluso desde mi punto de vista (el más anticlerical que puedas encontrar), es excesivamente ofensivo, tópico y paradójicamente adoctrinador.

No es una bonita historia de una niña con cáncer porque este no es el argumento principal de la película, y es quizás el principal problema de la cinta: no explota un argumento para transmitirnos todo sobre él, sinó que trata superficialmente diferentes aspectos. Innecesario mostrar las operaciones casi en plano detalle, por ejemplo. Busca ese recurso efectista (y en ocasiones aplaudible, véase: Mar adentro, Salvador) de la crudeza en la imagen, de hacer aflorar sentimientos en el espectador, pero no llega a conseguirlo. Si una historia de una bonita niña feliz que muere por un cáncer nos hace casi reír (por algunas ocurrencias del guión), en vez de emocionarnos, ahí hay algo que no funciona.

Wrong way, Mr. Fesser